‘Troya’

Muchas son las películas que han representado la guerra de Troya, originada por el amor imposible entre Helena de Esparta y el príncipe Paris de Troya. Pero sin duda, la que más ha marcado a los espectadores es el remake que Hollywood estrenó en 2004. Troya, de Wolfgang Petersen, gozaba de los efectos especiales más espléndidos que el cine americano nos podía ofrecer a mediados de la primera década del siglo XXI.

No obstante, el film centra su protagonismo en el personaje de Aquiles, un guerrero griego luchó en la guerra de Troya y que destaca entre los demás guerreros por su fuerza descomunal y sus habilidades estratégicas en la batalla.




Pero no se trata de un Aquiles cualquiera, se trata de Brad Pitt. Y es que para poder interpretar al héroe de la mitología griega, tuvo que pasarse cuatro meses en el gimnasio, donde llevó a cabo un intenso entrenamiento con un entrenador físico que le ayudó a aumentar sus músculos. Además, Pitt tuvo que hacer un gran sacrificio: dejar el tabaco. O sea que le deberían de pagar muy bien para llegar hasta esos extremos.


Como no, Hollywood no desaprovechó los tantos meses de entrenamiento del actor, por lo que en el film se ve claramente lo mucho que Pitt debió sufrir en el gimnasio, porque esos bíceps, pectorales y tableta de chocolate no dejaron de verse en el transcurso de la historia. Vamos, que a cualquiera se le iban los ojos.
A parte de Brad, el film también contaba con Orlando Bloom, Eric Bana y Diane Kruger, actores de alto standing que no podían faltar en una película como ésta, que reunía todos los requisitos necesarios para ser una superproducción que llegó a recaudar 497.409.852 dólares en todo el mundo de los 175 millones que había costado. No está nada mal.


Además, cabe hacer mención de la banda sonora, a manos de James Horner, que es capaz de ambientar al espectador y meterlo de lleno en la película.
De esta manera, con media década por delante, el cine americano evolucionaba cada vez más, aunque, ¿para bien o para mal?