miércoles, 23 de febrero de 2011

‘Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma’

Sin duda alguna, Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma contribuyó a la gran revolución del género de la ciencia ficción cinematográfica y, con ello, de los efectos especiales en los inicios del siglo XXI. Se estrenó en 1999, de manera que se afrontaba el nuevo siglo con muchas ambiciones por delante y con ganas de modernizar el cine.

Se trataba de la cuarta película de la saga Star Wars, y la primera en sentido cronológico, y a diferencia de las otras se podía apreciar una gran mejora a nivel visual gracias al desarrollo de nuevas tecnologías capaces de hacer posible lo imposible.

Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma cuenta los inicios de la historia de Anakin Skywalker, un joven emprendedor y de gran corazón que vive como esclavo con su madre en Tatooine. Un día, conoce a Qui-Gon Jinn, un maestro Jedi que notará en el joven una gran fuerza que le llevará a convertirse en un gran guerrero Jedi. Carreras de vainas, espadas láser, robots y seres de lo más extraños son las protagonistas de las aventuras de esta primera entrega, los cuales se recuperan de los films anteriores de la saga, pero mejorados, sin duda.



La película tuvo un presupuesto de 115.000 millones de dólares y recaudó hasta 925.000 millones en todo el mundo, convirtiéndose así en la película más taquillera de la saga Star Wars. Además, consiguió el premio Saturn (galardones entregados anualmente por la Academia de Cine de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror) por los mejores efectos especiales en el año 2000.

Se podría decir que George Lucas fue el gran precursor de los efectos especiales ya que desde que inició la saga en 1977 el cineasta empezó a introducir efectos visuales jamás vistos hasta entonces. Además, no hay ninguna empresa de efectos especiales que haya conseguido el poder y perfección que ha desarrollado la Industrial Light&Magic de Lucas en todos estos años. Han brindado herramientas de tecnología a la industria del cine donde, hoy, cualquier cosa concebible es pasible de ser plasmada en la pantalla. Sin hablar del Imperio que Lucas ha construido como productor, técnico y empresario: produce filmes, genera merchandising, incursiona en los videojuegos, etc. El único comparable con George Lucas es Steven Spielberg.

Años después, en el 2002 y en el 2005, George Lucas se embarcó de nuevo en los dos últimos episodios de la saga que le quedaban por hacer, Star Wars: Episodio II – El ataque de los clones y Star Wars: Episodio III – La venganza de los Sith, donde los efectos especiales brillaban con más intensidad, superando los límites de nuestra imaginación. No obstante, estos dos films no consiguieron tan buenos resultados de recaudación (650.000 millones de dólares y 313.000 millones respectivamente) quizás porque algunas productoras y directores decidieron seguir los pasos de Lucas e exprimir al fondo el uso de los efectos visuales.

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