Sin duda alguna, Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma contribuyó a la gran revolución del género de la ciencia ficción cinematográfica y, con ello, de los efectos especiales en los inicios del siglo XXI. Se estrenó en 1999, de manera que se afrontaba el nuevo siglo con muchas ambiciones por delante y con ganas de modernizar el cine.
Se trataba de la cuarta película de la saga Star Wars, y la primera en sentido cronológico, y a diferencia de las otras se podía apreciar una gran mejora a nivel visual gracias al desarrollo de nuevas tecnologías capaces de hacer posible lo imposible.
Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma cuenta los inicios de la historia de Anakin Skywalker, un joven emprendedor y de gran corazón que vive como esclavo con su madre en Tatooine. Un día, conoce a Qui-Gon Jinn, un maestro Jedi que notará en el joven una gran fuerza que le llevará a convertirse en un gran guerrero Jedi. Carreras de vainas, espadas láser, robots y seres de lo más extraños son las protagonistas de las aventuras de esta primera entrega, los cuales se recuperan de los films anteriores de la saga, pero mejorados, sin duda.
La película tuvo un presupuesto de 115.000 millones de dólares y recaudó hasta 925.000 millones en todo el mundo, convirtiéndose así en la película más taquillera de la saga Star Wars. Además, consiguió el premio Saturn (galardones entregados anualmente por la Academia de Cine de Ciencia Ficción, Fantasía y Terror) por los mejores efectos especiales en el año 2000.
Se podría decir que George Lucas fue el gran precursor de los efectos especiales ya que desde que inició la saga en 1977 el cineasta empezó a introducir efectos visuales jamás vistos hasta entonces. Además, no hay ninguna empresa de efectos especiales que haya conseguido el poder y perfección que ha desarrollado la Industrial Light&Magic de Lucas en todos estos años. Han brindado herramientas de tecnología a la industria del cine donde, hoy, cualquier cosa concebible es pasible de ser plasmada en la pantalla. Sin hablar del Imperio que Lucas ha construido como productor, técnico y empresario: produce filmes, genera merchandising, incursiona en los videojuegos, etc. El único comparable con George Lucas es Steven Spielberg.
Años después, en el 2002 y en el 2005, George Lucas se embarcó de nuevo en los dos últimos episodios de la saga que le quedaban por hacer, Star Wars: Episodio II – El ataque de los clones y Star Wars: Episodio III – La venganza de los Sith, donde los efectos especiales brillaban con más intensidad, superando los límites de nuestra imaginación. No obstante, estos dos films no consiguieron tan buenos resultados de recaudación (650.000 millones de dólares y 313.000 millones respectivamente) quizás porque algunas productoras y directores decidieron seguir los pasos de Lucas e exprimir al fondo el uso de los efectos visuales.
miércoles, 23 de febrero de 2011
martes, 15 de febrero de 2011
¿Qué es una superproducción?
Llamamos superproducción a aquella película llevada a cabo con grandes presupuestos y espectacularidad, que está asociada con la industria cinematográfica de Hollywood. Como todos ya sabemos, Hollywood es la industria cinematográfica más potente del mundo, y está producida, distribuida y explotada por un gran número de empresas. En este conjunto, siete ejercen un auténtico control sobre la economía norteamericana. Se trata de las majors (majors companies, denominadas también los estudios de Hollywood).
Estas empresas son sociedades integradas que ejercen su actividad en todos los campos de la industria cinematográfica. Estas siete empresas o majors son: Walt Disney, Metro Goldwyn Mayer y United Artist, 20th Century Fox, Sony Pictures, Warner Bros., Paramount Pictures y Universal.
La industria cinematográfica es un negocio arriesgado. Cada uno de los estudios principales encarga un centenar de guiones al año, de los cuales ni una decena llegan a la fase de preproducción.
Es difícil saber cuando una película será un éxito o no. Es por ello que Hollywood recurre a las superproducciones. La gran mayoría de las superproducciones se caracterizan por la aparición de actores famosos, al igual que el director de la película, y están dotadas de grandes efectos especiales y espectaculares escenarios que parecen imposibles de lograr. Pero con dinero todo es posible.
No obstante, habría que cuestionar la originalidad de estas superproducciones ya que por muy extraordinarias que sean visualmente, la calidad la pierden en la temática. Constantemente, recurren a remakes de películas de éxito en taquilla, adaptaciones de cómics basados en las aventuras de un superhéroe y adaptaciones de videojuegos. Es decir, son productos prefabricados. Aún así, estos filmes llegan a triunfar y a recaudar una cantidad importante de dinero que supera el presupuesto final de estos.
Un ejemplo de remake es el de Titanic, película de James Cameron estrenada el 19 de diciembre de 1997. Sin duda alguna, fue la superproducción más cara de todo el siglo XX, y de toda la historia del cine hasta el momento, con un presupuesto de 240 millones de dólares y con una recaudación de 2.200 millones. Pero no se trataba de la primera película que llevaba la historia del Titanic al cine ya que en 1912, justo un mes después del hundimiento del buque, Eclair Moving Picture Company rodó la primera película sobre este acontecimiento titulada Saved from the Titanic (Salvada del Titanic). Años después, se llegaron a hacer siete filmes más sobre el Titanic, pero es innegable que James Cameron llegó a lo más alto con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet.
Con Titanic, Hollywood se presenta al siglo XXI con una gran cantidad de proyectos por delante, dispuestos a arrasar en taquilla.
Estas empresas son sociedades integradas que ejercen su actividad en todos los campos de la industria cinematográfica. Estas siete empresas o majors son: Walt Disney, Metro Goldwyn Mayer y United Artist, 20th Century Fox, Sony Pictures, Warner Bros., Paramount Pictures y Universal.
La industria cinematográfica es un negocio arriesgado. Cada uno de los estudios principales encarga un centenar de guiones al año, de los cuales ni una decena llegan a la fase de preproducción.
Es difícil saber cuando una película será un éxito o no. Es por ello que Hollywood recurre a las superproducciones. La gran mayoría de las superproducciones se caracterizan por la aparición de actores famosos, al igual que el director de la película, y están dotadas de grandes efectos especiales y espectaculares escenarios que parecen imposibles de lograr. Pero con dinero todo es posible.
No obstante, habría que cuestionar la originalidad de estas superproducciones ya que por muy extraordinarias que sean visualmente, la calidad la pierden en la temática. Constantemente, recurren a remakes de películas de éxito en taquilla, adaptaciones de cómics basados en las aventuras de un superhéroe y adaptaciones de videojuegos. Es decir, son productos prefabricados. Aún así, estos filmes llegan a triunfar y a recaudar una cantidad importante de dinero que supera el presupuesto final de estos.
Un ejemplo de remake es el de Titanic, película de James Cameron estrenada el 19 de diciembre de 1997. Sin duda alguna, fue la superproducción más cara de todo el siglo XX, y de toda la historia del cine hasta el momento, con un presupuesto de 240 millones de dólares y con una recaudación de 2.200 millones. Pero no se trataba de la primera película que llevaba la historia del Titanic al cine ya que en 1912, justo un mes después del hundimiento del buque, Eclair Moving Picture Company rodó la primera película sobre este acontecimiento titulada Saved from the Titanic (Salvada del Titanic). Años después, se llegaron a hacer siete filmes más sobre el Titanic, pero es innegable que James Cameron llegó a lo más alto con Leonardo DiCaprio y Kate Winslet.
Con Titanic, Hollywood se presenta al siglo XXI con una gran cantidad de proyectos por delante, dispuestos a arrasar en taquilla.
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